
02 Sep La ley de microchips, la geoestrategia, la ciberseguridad, la libertad
(Texto elaborado por Francisco Pérez Bes, Socio de Derecho Digital de Ecix Group y Vocal de la Junta Directiva de Arco Atlántico de Ciberseguridad y Entorno Digital).
Los peores augurios de los expertos en geoestrategia con respecto a la ruta del gas, y el riesgo que la dependencia energética supone para la seguridad nacional de los países europeos, en particular España, pueden darse -desgraciadamente- por cumplidos.
Hoy, a raíz de la visita a Taiwan de Nancy Pelosi, presidenta del Senado de los Estados Unidos de América, y la presión por parte de China para evitar que occidente apoye a ese pequeño territorio, deberíamos volver a escuchar a los expertos para entender los motivos de esta controversia y de los peligros que supone -de nuevo- para la estabilidad mundial.
En esta ocasión, no es el gas el objeto de contienda, sino la industria de los microchips, donde Taiwán domina el 65% del mercado mundial de una tecnología que se ha convertido en imprescindible para el desarrollo de una sociedad conectada.
En efecto, los chips son activos estratégicos para cadenas de valor industriales fundamentales. Con la rápida transformación digital mundial están surgiendo nuevos mercados para la industria de los chips, tales como los automóviles, la nube, la internet de las cosas, la conectividad, el espacio, la defensa y los superordenadores.
Esta problemática encuentra su reflejo en las distintas iniciativas regulatorias continentales. Así, por ejemplo, el Congreso de los Estados Unidos aprobó, en julio de 2022, la conocida como “chips Act” (Ley de Chips), que tiene como principal objetivo el de fortalecer la fabricación, el diseño y la investigación de semiconductores nacionales, fortalecer la economía y la seguridad nacional, y reforzar las cadenas de suministro de chips de ese país. Uno de los motivos de esta norma tiene que ver con la disminución de la capacidad de fabricación de chips por parte de los Estados Unidos, que ha reducido su influencia para pasar de ocupar un 37% del mercado mundial en 1990 al 12% actual.
Tal meta se pretende conseguir a través del otorgamiento de subvenciones para la fabricación, fomentar inversiones en investigación y promover créditos fiscales a la inversión para la fabricación de chips.
Europa, por su parte, que actualmente controla el 10% del mercado mundial de microchips, no quiere quedarse atrás, y está elaborando su propia Ley de microchips, con la que espera reafirmar su competitividad y resiliencia en las tecnologías y aplicaciones de semiconductores, y contribuir -según afirma- a lograr una doble transición, digital y ecológica.
La reciente encuesta europea de chips, publicada el 4 de agosto de 2022, concluye que la industria espera que para el año 2030 se duplique la demanda de microchips.
El Parlamento Europeo y los Estados miembros tendrán que debatir las propuestas de la Comisión sobre una Ley Europea de Chips de conformidad con el procedimiento legislativo ordinario. Si se adopta, el Reglamento será directamente aplicable en toda la Unión Europea.
Para entender mejor esta situación, hay que recordar el discurso pronunciado por la Presidenta Von der Leyen en el año 2021 sobre el Estado de la Unión, que se refería a este propósito de una manera rotunda, cuando decía:
“Permítanme centrar su atención sobre los semiconductores, esos chips minúsculos que hacen que todo funcione, desde los teléfonos inteligentes y los patinetes eléctricos a los trenes o las fábricas inteligentes.
No hay sector digital sin los chips. Y, en este preciso momento, las líneas de producción enteras ya están funcionando a medio gas, a pesar de la creciente demanda, por la escasez de semiconductores.
A pesar de que la demanda mundial se ha disparado, la cuota de Europa en toda la cadena de valor ha disminuido. Dependemos de los chips de vanguardia fabricados en Asia.
No es, por lo tanto, solo una cuestión de nuestra competitividad, sino que se trata también de una cuestión de soberanía tecnológica. Así que prestémosle toda la atención que merece.
Presentaremos una nueva Ley Europea de Chips. Necesitamos conectar nuestras capacidades de investigación, diseño y ensayo que se encuentran en la vanguardia mundial.
Necesitamos coordinar las inversiones nacionales y de la UE a lo largo de la cadena de valor. Se trata de crear juntos un ecosistema de chips europeos de última generación, que incluye su fabricación, garantiza nuestra seguridad de suministro y desarrolla nuevos mercados para una tecnología pionera europea.
Sí, se trata de una tarea hercúlea. Y sé que algunos sostienen que es imposible. Pero lo mismo dijeron del proyecto Galileo hace 20 años. Y ¿qué sucedió? Pues que pudimos de lograrlo juntos.
En la actualidad, los satélites europeos garantizan el sistema de navegación para más de 2 000 millones de teléfonos inteligentes en todo el mundo. Somos líderes mundiales. Así que volvamos a ser audaces, esta vez con los semiconductores”.
Con la Ley Europea de Chips, la Unión Europea pretende movilizar más de 43.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas, y establecer medidas para anticiparse y responder rápidamente a cualquier futura interrupción de la cadena de suministro, dentro de un marco de coordinación con el resto del Estados miembros y del resto de socios internacionales.
Esta Ley contemplará diferentes aspectos, que van desde las inversiones hasta el fomento del talento, pasando por un aspecto muy relacionado con la ciberseguridad, como es el de instaurar procedimientos de certificación de chips confiables y eficientes desde el punto de vista energético para garantizar la calidad y la seguridad de aplicaciones cruciales, muy vinculado a lo que recoge, también, la Cybersecurity Act.
Mientras tanto, este mes de agosto, el Secretario de Estado de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido ha emitido una orden final de conformidad con la Ley de Seguridad Nacional e Inversiones de 2021, que tiene el efecto de impedir la adquisición de la totalidad de las acciones de la empresa británica fabricante de chips, Pulsic Limited, por parte de la empresa Super Orange HK Holding limited, controlada por el Gobierno chino[1].
La citada orden considera que tal adquisición supondría un riesgo para la seguridad nacional amparándose en que podrían ser utilizados para un uso militar (uso dual) por parte de su destinatario.
Por su parte, en estos días Estados Unidos ha impedido que la compañía NVidia hiciera entrega a compradores Chinos de un pedido de sus chips de última generación, también alegando razones de seguridad nacional y de posible utilización de esta tecnología con fines militares, especialmente vinculadas al desarrollo de inteligencia artificial.
[1] Acquisition of Pulsic Ltd by Super Orange HK Holding Ltd: notice of final order
Sorry, the comment form is closed at this time.